BLOCKCHAIN Y BIM EN LA OBRA

El otro día, en una conversación social con un grupo de amigos que trabajan en la construcción, decidí hacer mi propia investigación sobre las carencias que aparecen en las situaciones más comunes en ese sector.

No es la primera vez que trato de indagar sobre los imprevistos en la construcción y siempre he escuchado de manera insistente que los imprevistos son inevitables. Que en la construcción es imposible planificar.

Ante esto, y pensando en el potencial de todas las tecnologías actualmente disponibles, empecé a preguntar sobre cuáles son los detalles que siempre fallan…que dejan de ser detalles cuando provocan el doble del presupuesto y del tiempo respecto de lo planificado.

Entonces descubrí algunas cosas. Hay una gran masa de trabajadores de la construcción que ofrecen sus servicios de manera independiente, en diversos tipos de especialidad, sin conocimientos o aprendiendo en la marcha. Muchos de ellos han recibido educación formal específica, supuestamente suficiente para saber hacer, pero esto no siempre es así.

La razón? Las personas que egresan de centros técnicos relativos a la construcción, tienen mucho menos horas prácticas de las necesarias para que el egresado pueda llegar a la obra y saber con certeza lo que tiene que hacer ante distintas situaciones. Si hay suerte y forma parte de un buen equipo de trabajo (“cuadrilla”) y hay más personas que puedan apoyar con conocimientos, el resultado mejora sustancialmente.

De ahí a “aprender haciendo” a riesgo del cliente, genera todo un mercado informal sub-valorado por las asimetrías de información existentes.

En términos generales la falta de transparencia respecto de los servicios contratados, pone el riesgo en quien paga el trabajo, no existiendo consecuencias mayores para el que no sabía hacer su trabajo, actuó de mala fe o no cumplió las expectativas del cliente.

Las carencias de conocimiento entre los participantes de la fuerza laboral solo pueden ser resueltas a través de la práctica supervisada, tal como el modelo alemán de los aprendices. Por el contrario, lo que se observa, es que la práctica laboral la paga el contratante, sin tener información acerca el riesgo que corre. Quiénes pagan barato, la mayor de las veces “pagan el noviciado”.

Pero cuando se trabaja en equipo, hay arquitectos y jefes de obra que dirigen el trabajo y que aplican y transmiten lo que saben de manera colaborativa. El arquitecto, los planos; el jefe de obra, la experiencia; y, el obrero, menos avezado en términos del conocimiento, pero capaz de hacer el trabajo. Estas estructuras de trabajo, no pueden sino promover el ascenso rápido y exitoso de los aprendices más entusiastas. Debe existir en esas “cuadrillas” un espíritu de trabajo y objetivo comunitario que aliente el compromiso y buen desempeño.

Mientras conversaba con mis amigos empecé a preguntar, y que pasaría si pudieran trabajar todos coordinados sobre un mismo plano, aprendiendo y compartiendo conocimientos en línea y cada especialidad cumpliendo lo establecido en la planificación. O mejor aún, si simulan la construcción de manera virtual, antes de empezar a construir.

Me fui encontrando con caras de sorpresa y desconocimiento. Creo que el escepticismo permanecerá hasta que realmente conozcan lo que las tecnologías pueden hacer por ellos. Cuánto podrán incrementar sus ingresos y oportunidades.!

Las bondades de la transparencia y colaboración de Blockchain y los sistemas inteligentes de construcción (BIM) tienen el potencial de mejorar la forma en que vivimos y trabajamos. En este caso, está el potencial de beneficiar al último eslabón de la cadena para incrementar directamente los ingresos de los que mejor se desempeñan. Todo lo anterior podría contribuir a disminuir la informalidad creciente y desconocida en que se construyen las viviendas en Latinoamérica.